polinosa

El leonés Macizo del Mampodre, que cierra el valle de Riaño al Noroeste, guarda en su interior alguna de las más hermosas y duras rutas invernales de la Cordillera Cantábrica, amén de hermosas cimas que merecen ser recorridas de vez en cuando, sólo por el mero hecho de pasear entre las alturas de la cabecera del río Esla, con los Picos de Europa, San Isidro y Peña Ten de telón de fondo.

La cima que cierra el macizo por el Oeste es La Polinosa, de 2160 metros, que se levanta separando el valle de Puebla de Lillo del de Maraña y da frente al fronterizo puerto de Tarna. En su cara Norte, allá en el invierno de 1980, Ricardo Anadón y Jorge Marquínez abrieron esta ruta.

La vía es una de las llamadas clásicas, aunque parece ser que ha conocido tiempos mejores. La nieve en esta cara de la Polinosa tiende a desaparecer a una velocidad alarmante, incluso antes que en laderas más soleadas. La peculiar configuración del valle de Valverde, su situación dentro del macizo, o una maldición divina, tiende a pelar rápidamente la Norte de La Polinosa, por lo que encontrar buenas condiciones o simplemente condiciones seguras es bastante complicado. La graduación está referida con buena carga de nieve, cuando el corredor se convierte en una rampa de 45 grados con algún resalte más empinado. Si la nieve escasea, empiezan a aparecer tramos en mixto peleón, de difícil aseguramiento, que pueden complicar más la escalada o incluso hacernos dar la vuelta. Una mezcla de paciencia para esperar al mejor momento, técnica y suerte es lo que necesitaremos en esta pared.

Como material, lo mejor es llevar sobre todo material de roca (fisureros y friends). Los clavos son muy útiles aquí (no hay reuniones montadas). Un ancla y, por si hubiera suerte, algún tornillo de hielo también nos vendrán bien. Aunque el descenso se haga andando, no está mal llevar descensores por si hubiera que rapelar.

La aproximación la hacemos desde Maraña. Vamos rumbo Oeste desde las cercanías del albergue por la pista de Riosol, A los pocos metros, abandonamos la misma por un desvío a la izquierda y vamos rumbo Oeste.-Suroeste por un camino que dobla lentamente al Sur mientras gana altura, para encarar el valle de Valverde donde va asomando al fondo nuestra montaña. Si hay nieve aquí y está blanda, lo más cómodo es ir faldeando por la parte Oeste (derecha) en lugar de por el fondo del valle. En unas dos horas como mucho nos plantaremos finalmente en el pie de vía, en un cómodo rellano bajo el corredor.

Desde aquí, subimos las primeras rampas (45º) buscando el primer estrechamiento, de unos 4 metros de longitud. Con nieve, ronda los 55-60º, o un tramo en mixto si escasea. Más adelante, la pendiente se reduce (45-50º) y vamos con tendencia a la derecha hasta el segundo estrechamiento, similar al anterior. Más adelante tendemos otro tramo, algo más largo (unos 6-8 metros) y de difícil aseguramiento, que nos puede obligar a retroceder. Si la nieve escasea, es posible que aparezca la roca en algún punto más, ya que el corredor es muy cambiante. Si hay mucha nieve, sencillo y no muy empinado. Si hay poca, complicado, con al menos 3 ó 4 puntos conflictivos, por lo que tal vez deberíamos renunciar a la escalada. En caso de habernos metido y haber superado todo lo anterior, el último tercio de ruta es una pendiente que va decreciendo (50-45 grados) hasta salir a la cresta cimera, a pocos metros de la cumbre que nos queda a la izquierda.

Para bajar, vamos siguiendo la arista hacia el Sureste, sobre el collado Cervunal que separa La Polinosa del resto del Mampodre. Unos resaltes impiden la bajada directa, así que seguimos rumbo Sur unos metros para tomar la ladera que baja al este y al poco rato girar a la izquierda (Norte) para ir en diagonal descendente al collado. Desde aquí ya bajamos por el valle sin mayor problema, pasando por las proximidades del pie de vía. Desde aquí, ya sólo nos queda bajar por el camino de ida de vuelta a Maraña.

En resumen, una bonita ascensión, para la cual hay que tener paciencia y esperar al invierno adecuado para evitar problemas. No le perdáis el respeto a esta modesta montaña y disfrutad de las vistas. Un saludo del Maquis.